lunes, mayo 28, 2007

Generalmente las personas que practican una religión, en espacial la religión católica se sienten, de cierta manera, tocadas por al divinidad; como si solo exsitiese esa religión y sólo ellos fueran dignos de vivirla. A lo largo de mi corta vida, he encontrado católicos practicantes convencidos de su religión y de sus preceptos, y católicos de nombre que prefieren seguir lo que les dice el horóscopo del periódico, van a que les lean las barajas, creen en la brujería y los más peligrosos son los que, haciendo aspavientos de su religión, no viven los mandamientos ni de Dios ni de la Iglesia, y en ocasiones ni los de la ley de los hombres para acabar pronto.

Hoy, que me he acercado a mi religión con motivo de próximo enlace matrimonial, me he dado cuenta de la falsedad de muchos, de la hipocresía, de la ignorancia de la filosofía y de cómo nos inuncda el orgullo y la soberbia para no poder, ni querer, ofrecer nunca la otra mejilla.

No todos son así, pero he encontrado en mi trabajo personas que presumiendo de ser muy religiosas y ni siquiera saben el verdadero significado del perdón, de la misericordia ni de la caridad, aunque no sueltan de su boca a su "papá Dios".

He encontrado personas en el movimiento de catequesis, que se suponen con un conocimiento especial, llenas de lujuria, de soberbia y viviendo una equivocada idea de poder sobre un feudoque no existe y que de exisitir sería de todos.

Tal vez muchas cosas de estas ni deberían importarme pero me importan porque estas personas dan un falso testimonio de la religión, de la filosofía cristiana y católica y porque además son como el fariseo que gritaba sus obras piadosos para que todos se las reconocieran.

Espero que estas cosas cambien, porque es triste darse cuenta de estas cosas en ambientes que se suponen a salvo de sentimientos de ese tipo. En fin, mas notiicas en fecha próxima.

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